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martes, 21 de septiembre de 2010

MEJOR QUE VUESTROS PRINCIPIOS


MEJOR QUE VUESTROS PRINCIPIOS

Y os haré morar como solías antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová. (Ezequiel 36:11).


Los hipócritas y formalistas llegan a su fin cuando caen; pero los verdaderos hijos de Dios se levantan después de sus caídas y vacilaciones, como dijo el profeta Miqueas (7:8).

Mayor bendición que lo que han perdido puede ser concedida a los descarriados que se restauran.


I. LO QUE ERA TAN BUENO EN NUESTROS PRINCIPIOS.
Como la tierra de Israel que fluía en sus principios leche y miel, así nuestra vida cristiana tenía una singular riqueza.

1.      Gozábamos un vivo sentimiento de libertad y perdón completo.
2.      Ganábamos repetidas victorias sobre nuestras inclinaciones pecaminosas y nuestras tentaciones externas, y esto nos llenaba de júbilo.
3.      Sentíamos gran delicia en la oración, en la lectura de la Palabra de Dios, en la comunión, etc.
4.      Abundábamos en celo y servicio y el gozo del Señor era nuestra fortaleza.

Nosotros leemos de dos primeros caminos de David (2.° Crón. 17:3). Y somos exhortados a hacer das primeras obras» (Apoc. 2:5).

II. ¿PODEMOS GOZAR ALGO MEJOR QUE AQUELLO DE NUESTROS PRINCIPIOS?

Sin duda que podemos, si el Señor cumple esta promesa; y es seguro que lo hará si andamos íntimamente con El.

1.      Nuestra fe será más fuerte, más firme y más inteligente.
2.      Nuestro conocimiento será más pleno y profundo.
3.      Nuestro amor será más constante, más práctico y duradero.
4.      Nuestra oración será más prevaleciente.
5.      Nuestra utilidad será más extensa y permanente.
6.      Todo nuestro ser será más maduro en la fe.

Tenemos que brillar más y más hasta que el día sea perfecto (Prov. 4:18).

III. ¿CÓMO PODEMOS GOZAR ESTA MEJORÍA?
1. Debemos volver a nuestra primera fe simple en Jesús.
2. Debemos dejar los pecados que nos apartan de Dios.
3. Debemos ser más enteros y ardientes en espíritu.
4. Debemos buscar de tener más íntima comunión con Cristo.
5. Debemos, resueltamente, esforzarnos para adelantar en las cosas divinas.

¡Admirad la liberalidad de nuestro Dios! El promete hacer mejor nuestro final que nuestros principios. ¿Qué más puede El hacer? Los tratos de Dios con sus escogidos son mejores al fin que al principio. Pudieron haber recibido mucha bondad y misericordia de Dios en la mañana de sus vidas cristianas, pero tendrán más en su atardecer. «Yo os haré morar como solíais antiguamente>, etc. Los judíos ponían el mejor vino al final del banquete; ponían leche y miel antes, pero cuando terminaba el festín de comidas grasas el buen vino era necesario. Y lo mejor así fue su experiencia espiritual: tuvieron a Cristo y el Evangelio como final.

Abraham tenía mucho del mundo al principio, y así le ocurrió también a su hijo Isaac. Dios «bendijo las postrimerías de Job más que sus principios». Simeón, en sus últimos días, tuvo el privilegio de ver a Cristo y tenerle en sus brazos. - WILLIAM GREENHILL.

Aquellos que no vuelven a los deberes que han descuidado, no pueden esperar volver a los consuelos que han tenido. -G. S. Bowes.
Ha de ser un médico muy hábil aquel que, después de encontrar a un hombre maltrecho por enfermedades, no sólo consigue restaurarle la salud, sino que le pone mejor que estaba antes, curándole no tan sólo de la enfermedad que le causaba dolor, sino de otras ocultas de las que no se apercibía el paciente.

Así es con la medicina de la misericordia. Así nuestro misericordioso Dios trata a los  pecadores arrepentidos. Sería peor que un bruto aquel que tratara de aprovecharse de esta verdad para pecar. Un verdadero hijo de Dios siente que las lágrimas acuden a sus ojos cuando piensa en  el superabundante amor de su Señor.

Bendiciones.......

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